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La gestión de residuos necesita más que buenas intenciones.

  • Foto del escritor: Sergio Schmidt Berguecio
    Sergio Schmidt Berguecio
  • 15 abr
  • 2 Min. de lectura

¿Y los residuos que no se pueden reciclar?


En el discurso público actual, existe una narrativa muy atractiva: que todo puede reciclarse o compostarse si simplemente cambiamos nuestros hábitos. Es una visión esperanzadora… pero profundamente incompleta.


La realidad es que no todo es reciclable, ni siquiera los materiales que más comúnmente se promueven como tales. El plástico PET, por ejemplo, no puede reciclarse infinitamente. Incluso en su primera vuelta, muchas veces ya no sirve para volver a ser botella, sino que se convierte en productos de menor valor, con ciclos de vida limitados. Y cuando ese ciclo termina… ¿dónde termina ese residuo?.


A nivel municipal y regional, muchas veces se plantea como única alternativa seguir dependiendo de rellenos sanitarios, una tecnología ampliamente cuestionada por su impacto ambiental: emisión de metano —un gas 80 veces más potente que el CO₂ en sus primeros 20 años—, contaminación de napas subterráneas, degradación paisajística y social. Y aún así, los seguimos considerando parte del sistema base.


Lo que necesitamos es una conversación honesta y técnicamente informada sobre todas las herramientas disponibles. Existen hoy tecnologías de tratamiento térmico como la incineración moderna —que reduce en más de un 80% las emisiones de metano comparadas con los rellenos— y otras aún más avanzadas como la termólisis flash, que permite procesar residuos no reciclables sin generar emisiones contaminantes.


Estas tecnologías no compiten con el reciclaje o el compostaje, lo complementan. Son una respuesta realista y limpia a las fracciones de residuos que hoy nadie quiere ver, pero que siguen existiendo.


Hablar de economía circular sin considerar soluciones para los residuos no reciclables es cerrar los ojos a una parte crucial del problema. Y mientras no tengamos la capacidad tecnológica y logística de reciclar el 100% de nuestros residuos (spoiler: falta mucho para eso), seguir ignorando soluciones modernas es profundizar las zonas de sacrificio.


No se trata de elegir entre reciclaje o incineración. Se trata de avanzar hacia un sistema integral, con distintas capas de solución, donde cada tecnología juega su rol en un ecosistema de residuos eficiente, limpio y sustentable.

📚 Referencias:


  • Eduljee, G.H. (1995). Risk assessment of dioxin emissions from municipal waste incineration.

  • Hester, R.E. & Harrison, R.M. (1995). Waste Incineration and the Environment. Royal Society of Chemistry.

  • Crowley, D. et al. (2003). Health and Environmental Effects of Landfilling and Incineration of Waste - A Literature Review. Dublin Institute of Technology.

  • Olofsson, M., Sundberg, J., & Sahlin, J. (2005). Evaluating waste incineration as treatment and energy recovery method from an environmental point of view. Chalmers University of Technology.

  • Denison, R. (2002). Environmental life-cycle comparisons of recycling, landfilling, and incineration: A review of recent studies.


 
 
 

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